jueves, 18 de abril de 2013

Del por qué de la Poesía

Disparate! Cómo pensarle un porqué a algo tan inútil como la poesía? porque, como sabrán, hay muchos que lo han dicho y lo repiten a la primera oportunidad: la Poesía no sirve para nada. Es -sin duda, dicen ellos- la más inútil de las Artes. Porque cuál sería la aplicación práctica de unos, digamos... octosílabos sueltos? o menos aún, de unos endecasílabos con o sin rima consonante? 
Es que ellos no comprenden que la Poesía es en sí misma una finalidad de tanto porte, tan fuerte que no permite ninguna cosa que no sea la razón de ser de la Poesía, que no es otra que la Belleza -así con mayúsculas- Y entonces, si se piensa con detenimiento, cobran sentido todos los sinsentidos que se han hecho y se harán en nombre de la Poesía -o de la Belleza, que es como decir lo mismo-
Algunos se estarán preguntando adónde quiero llegar con este razonamiento... Es que siento la necesidad de defender a los poetas, artesanos de lo inútilmente bello, a los que sueñan con el atardecer aunque estén viajando apretados en el subte,  los que buscan la imagen de la luna entre los nubarrones mientras corren para llegar a tiempo al trabajo rutinario...
Levanto mis banderas para proteger -como un moderno Quijote- a los que esperan ver un mundo donde la sonrisa sea cotidiana, donde la mano abierta reemplace definitivamente al puño, los que piensan que leer un poema es una ganancia -y no una pérdida- de tiempo. 
Los griegos decían que los poetas eran los "poseídos" por los espíritus celestiales. La palabra latina "inspiración" tiene indudablemente el mismo origen...
Me gusta pensar que los poetas son entonces los mensajeros de Dios o de los dioses -no  importa el sistema de creencias- que traen a nosotros la palabra que alienta, el verso que despierta la conciencia, la mirada que se vuelve más atenta a lo bello.
Los escépticos, que lean a Jiménez, a Alfonsina, a Hernández, a Neruda. O que me llamen y les leo los versos de mi hermana.

viernes, 12 de abril de 2013

De Neruda, maestro de poetas

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
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Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". 
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El viento de la noche gira en el cielo y canta. 
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Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 
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En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
¡La besé tantas veces bajo el cielo infinito! 
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Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
¡Como no haber amado sus grandes ojos fijos! 
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Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido, 
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Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 
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Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 
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Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 
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Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 
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La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 
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Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise! 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 
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De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 
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Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 
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Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos, 
mi alma no se contenta con haberla perdido. 
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Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. 
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